Pasión
¡Háblame!
Que tu voz, eco del cielo,
sobre la tierra por doquier me siga...
con tal de oír tu voz, nada me importa
que el desdén en tu labio me maldiga.
¡Mírame!... Tus miradas me quemaron,
y tengo sed de ese mirar, eterno...
por ver tus ojos, que se abrase mi alma
de esa mirada en el celeste infierno.
¡Ámame!... Nada soy... pero tu diestra
sobre mi frente pálida un instante,
puede hacer del esclavo arrodillado
el hombre rey de corazón gigante.
Manuel M. Flores
ANÁLISIS DEL POEMA
En este poema
podemos observar el claro ejemplo del corazón sobre la razón, tal como lo
describe el autor cuando expresa que nada es más importante que el fuerte
sentimiento por aquella mujer. Observamos también la exaltación de Yo, cuando
lo que es prioritario el amor que el autor profesa por ella, que el rechazo que
en determinado momento ella pueda expresar; en ello también observamos que el
autor sufre, el sufrimiento es causado
por ella, y ella precisamente es la única que puede calamar su dolor, siendo
capaz de transformarlo por completo, y esto es de pleno conocimiento del autor.
Tenemos
contrastes típicos del romanticismo, cuando se refiere a “celestial infierno” .
Como el titulo lo
dice este poema expresa un sentimiento que es fuerte, es desesperado y lo
origina una sola persona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario